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Writer's pictureJose Armando Toribio

El sicariato de la palabra, en los medios de comunicación, estremece a Santiago



Dañar reputaciones de personas y de instituciones con la emisión de palabras lacerantes y destructivas en los medios de comunicación es matar la moral y constituye un crimen que debe ser condenado con severidad , así como se castiga el asesinato de un ser humano. Ese castigo debe inicia en los medios de comunicación de Santiago, donde se destruye la moral y se mata reputaciones con mensajes destructivos como bombas de racimos, lo que tiene como bocinas resonantes a las redes sociales, Santiago está estremecido y las figuras públicas temen volar para no se casados. En Santiago los sicarios de la palabra están en la radio, la televisión y las redes, como buitres al acecho esperando el encargo del mejor postor para salir a cazar, herir o matar reputaciones.

Los medio de comunicación de Santiago y del país están plagados de periodistas que venden sus servicios por un pago, “por debajo de la mesa”, a cuya práctica no escapan reporteros, columnistas, jefes editoriales, comentaristas , locutores y hasta lo más encumbrado de los equipos de dirección.

Los sicarios de la palabra de Santiago están apandillado y parece que moran en la Luna, donde se creen dioses de la comunicación y desde cuyo satélite lanzan misiles verbales para herir y matar la moral.

En los noticieros y programas televisivos y radiofónicos abundan casos verdaderamente extorsivos, asesinos de la palabras que tienen diferentes precios para cometer el sicariato, dependiendo sus incidencia y el que más duro vocea y el que más epítetos contundente lanza para estremecer y causar temor.

En tal sentido, el sicariato de la palabra se ejecuta a través de los medios de comunicación de forma verbal, por parte de personas que hacen comentarios negativos contra políticos, empresarios, profesionales, religiosos u otras personalidades o instituciones.

El objetivo principal es desmeritar por venganza, envidia o porque una tercera persona le paga para atacar a un contrincante.

Los sectores de opinión pública que se dedican a propagar versiones e insultos por la televisión y la radio contra la clase política, lo que ellos llaman “la prensa amarilla”, se convierten en sicarios de la palabra.

Los sicarios de la palabra en los medios de comunicación se consideran impolutos e intocables y si desde los poderes del Estado se trata de controlar la desinformación lo consideran como un atentado contra la libertad de emisión del pensamiento.

El sicariato está protegido por el principio de la personalidad de la persecución penal, en el sentido de que los delitos de difamación e injuria sólo pueden ser atribuidos a quienes los cometieron y nunca al periodista o al director del medio por el hecho puro y simple de publicar la información.

En el medio periodístico se conocen quiénes son “sicarios de la palabra” y quiénes no lo son.

Recibir dinero por hablar mal de alguien, destruyendo su reputación y buen nombre, a cambio de unas cuantas monedas, es un acto de “sicariato de la palabra”.

Algunos de los sicarios de la palabra amenazan a funcionarios públicos, empresarios, artistas, políticos, etc, con lanzar “bombas informativas” en su contra si no reciben una retribución, en dinero o especie..

Sin embargo, hay que reconocer que en los medios de comunicación no todo es carroña, porque existen hombres y mujeres trabajadores de la prensa que saben encauzar muy bien su profesión por la senda de la ética y del profesionalismo honesto y en beneficio de la población y poder el desarrollo del país.

Entonces se puede concluir que estamos sometidos a un brutal sicariato de la información que reviste escala universal.

SICARIO

La palabra “sicario” tiene su origen en Roma, procede del vocablo “sica” que es una daga pequeña, fácil de esconder y que en la antigüedad se utilizaba para apuñalar a los enemigos políticos, en el imperio romano, por lo que “sicario” significaba hombre daga.

Actualmente sicario es quien asesina por encargo, a cambio de una compensación económica y se construye generalmente sobre la base de un conjunto organizado de al menos cuatro personas: el contratante, el intermediario, el ejecutor y la víctima.

En el mundo criminal el sicario es contratado para un ajuste de cuentas, por justicia propia o acto de intimidación y se realiza a cambio de una compensación económica previamente pactada.

La tipificación de la muerte no se limita a la eliminación física de un ser humano o de un animal, sino que el concepto de la palabra se extrapola a otra acepción que da vida a la imagen y a la moral.

LOS 4 PECADOS DEL PERIOKDISMO SEGHUN EL PAPA

“La comunicación es algo sagrado, es de las cosas más lindas que tiene la persona humana y los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad didáctica”, subrayó. El Papa, además, enumeró “los cuatro pecados capitales del periodismo”.

  • El primero de ellos es la desinformación. “Decir lo que me conviene y callarme lo otro, no podés desinformar; tenés que informar todo”, explicó.

  • El segundo pecado es la calumnia. “Se inventan cosas, a veces destruyen a una persona con una comunicación”, apuntó.

  • El tercero es la difamación, que no es calumnia, según aclaró. Se trata de cuando se divulga una postura del pasado de una persona “que quizás ahora cambió”. “Es como si a vos adulto te trajeran los pañales sucios de cuando eras chiquito”, ejemplificó.

  • El cuarto pecado es la coprofilia. “Es el amor a la caca, a la porquería, o sea buscar ensuciar, buscar el escándalo por el escándalo”, manifestó.

“Si vos tenés a los medios de comunicación que te da la impresión que tienen una metralla en mano para destruir gente con la selección de la verdad o con la calumnia o con la difamación o con ensuciarlo, eso nunca hace crecer a un pueblo”, lamentó el Papa.

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